La aplicación para contratar conductores privados encuentra resistencia en las asociaciones de taxistas que lo consideran competencia desleal
Uber ha puesto en pie de guerra al gremio más cuestionado (con permiso de los policías y los conductores de microbuses) de los que pueblan la Ciudad de México: el del taxi. La aplicación móvil con la que un cliente puede contratar a un chófer privado tiene cada vez más demanda y la facilidad con la que el propietario de un coche puede ponerse a trabajar bajo su régimen ha hecho que la oferta aumente. Las asociaciones de taxistas consideran que Uber incurre en competencia desleal y hace unas semanas, como protesta, cortaron el tráfico del Paseo de la Reforma, una de las principales avenidas de la ciudad. El Gobierno del DF ha convocado a las partes a unas mesas de diálogo que se celebrarán en unas semanas y donde se tratará de apaciguar el conflicto.
“Prestan un servicio de transporte de pasajeros sin la concesión debida”, explica Daniel Medina, portavoz de la Asociación de Taxistas Organizados del Distrito Federal. El representante de los taxis rosa y blanco, los colores oficiales, considera que los argumentos de los directivos de la aplicación, “es una plataforma tecnológica que vincula a un particular con otro”, es una forma de enmascarar un servicio público de transporte de personas. “Es a todas luces ilegal”, prosigue Medina “y no vamos a parar hasta que los saquen de las calles o les obliguen a tener las mismas obligaciones que nosotros”.
La compañía que comenzó como una startup californiana en 2010 llegó a las ciudades más grandes de México hace dos años. El servicio bajo demanda comenzó a operar en DF, Guadalajara, Tijuana y Monterrey. Hasta ahora había pasado más o menos desapercibido, como consumo menor de un público muy concreto, pero desde principios de año se ha ido popularizando. Los taxistas organizados que han amedrentado a conductos de Uber con bates y piedras han conseguido el efecto contrario: dar a conocer todavía más a un transporte que es seguro, utiliza coches nuevos y limpios, se puede pagar con tarjeta (es un engorro tratar de pagar a un taxista con billetes grandes) y expide facturas automáticas que llegan directamente al correo electrónico del cliente.
La empresa no facilita datos de su actividad económica. Uber se lleva el 20% de cada servicio. Un portavoz de la compañía que fundaron en Silicon Valley Garrett Camp y Travis Kalanick dice que un conductor puede llegar a ganar unos 10.000 pesos (unos 600 euros) semanales, un buen sueldo –en caso de que sea cierto- en una ciudad donde el salario mínimo es de 70 pesos al día. Calculan que en dos años el propietario podrá tener una buena remuneración mensual y a la vez haber pagado por completo el coche. “Supone una gran revolución para el transporte en México”, opina Miguel Ángel, conductor de Uber.
Debido a los enfrentamientos con los taxistas, los conductores de Uber están tomando precauciones. Antes bajaban a abrir la puerta a los clientes pero ahora les piden por SMS que suban solos para evitar que los identifiquen. “Rechazamos la violencia. Solo han sido incidentes aislados”, explica el taxista Ulises Guevara. A él le molesta la publicidad negativa que están recibiendo: “Dicen que Uber es más seguro. Que si el taxi es sucio, que es deficiente. Que somos groseros… depende mucho de quién sea. No hay que generalizar. Es una ciudad muy grande. En nuestro sitio (lugar de reunión de taxis) hay estándares de calidad más altos que Uber”.
Uno de los argumentos de los taxistas es que ellos tienen que pagar licencias y someterse a exámenes mientras que los conductores de Uber, amparados en que son chóferes privados, solo tienen que pagar impuestos simples por el servicio que ofrecen. “Violan la normativa y quieren que se les haga una ley a medida. No es justo”, insiste. Uber ha encontrado resistencia en otros países como Colombia, España e Italia, donde la justicia ordenó su bloqueo.
Los taxistas se echaron a la calle para protestar el 26 de mayo, cortando el tráfico de una de las arterias principales de la ciudad. La app contestó regalando a sus clientes dos viajes de unos 10 dólares por trayecto. La respuesta, según la empresa, elevó las descargas de su servicio en un 800%. Las redes sociales también entraron en la batalla. #Ubersequeda y #Uberseva fueron las etiquetas más comentadas en Twitter por sus defensores y detractores.
El jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, ya ha dicho que las aplicaciones de transporte –Uber y Cabify- serán reguladas pero no prohibidas. En las mesas de diálogo espera llegar a algún tipo de acuerdo con las partes enfrentadas.
Fuente: El País