Candidaturas independientes, opción democrática
Hoy se elegirán nueve gobernadores. Como nunca, el excesivo multipartidismo le quita seriedad a la elección y, más que abonar a la democracia, constituye un serio retroceso.
Tanto partido político sólo puede explicarse como una forma novedosa de hacer negocio con las generosas prerrogativas que otorga el Instituto Nacional Electoral.
Al final, más de uno de esos membretes perderá su registro, pero habrá participado en el reparto de los 18 mil 572 millones de pesos que costará la elección 2015. Es demasiado dinero para tan pobres propuestas y pésimos candidatos.
Sin embargo, la elección 2015 incorpora figuras novedosas y aparecen acontecimientos inesperados.
Para empezar, estará manchada por los excesos del Partido Verde. Multado con casi 516 millones de pesos, siempre hizo caso omiso a las llamadas de atención del Instituto Nacional Electoral y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
El consenso ciudadano y algunos de los representantes de los partidos políticos ante el Instituto Nacional Electoral han pugnado, inútilmente, por la cancelación del registro del partido propiedad de la familia González Torres y heredada a la familia González Martínez.
El que el Partido Verde siga en el escenario político nacional envía dos mensajes funestos al electorado.
Más allá de la antidemocracia practicada, exhibe la connivencia Verde-autoridades electorales y el desparpajo con que se conduce ante la notable pérdida de prerrogativas, como si el dinero no le hiciera falta, señal inequívoca de que sus encubiertos patrocinadores cubrirán, con creces, la merma financiera, incorrectamente aplicada, en lugar de proceder a la inmediata cancelación de su registro.
En sus cálculos más optimistas, el Verde prevé que los 516 millones de pesos serán generosamente recompensados con el número de votos obtenidos para rebasar su 7 por ciento histórico. Sin embargo, corre, también, el peligro de perder adeptos ante la animadversión y el arsenal de protestas acumuladas por sus insolentes y abusivos gastos publicitarios.
Nuevo León puede ser la sorpresa de la elección 2015. Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, es el primer y único candidato independiente que compite por una gubernatura, y con posibilidades reales de ganar.
Las encuestasalrededor de “El Bronco’” se manifiestan oscilatorias. En unas aparece en tercer lugar, con un empate técnico entre PRI y PAN en el primer lugar, y en otras, como la del diario Reforma, las preferencias electorales se inclinan en favor de Rodríguez Calderón, quien aventaja, en dos puntos, a la candidata priísta.
La desesperación de Ivonne Álvarez García, postulada por la alianza PRI-Verde y los membretes Panal y Partido Demócrata, se advierte en la lamentable tragicomedia con el cuento de romper con su correligionario Rodrigo Medina e investigarlo.
En un desgastadísimo discurso de los años 70 y 80, Álvarez García aseguró declarar la guerra frontalmente (sic) a la corrupción durante su gobierno con la creación de la fiscalía especializada de delitos de los servidores públicos.
Con supina ignorancia, Ivonne no se da cuenta de que la corrupción, el nepotismo al que se compromete acabar y la impunidad, no se combaten por decreto ni con la creación de nuevas instituciones, sino con la aplicación correcta de las leyes existentes y la voluntad política de exigir cuentas a los corruptos y ladrones.
Lo malo para “El Bronco” es el imperdonable dislate cometido al calificar a Felipe Calderón de “pedo o crudo” porque el ex presidente lo acusó de ser un peligro para Nuevo León.
Esas expresiones caen bien en un sector del electorado, pero denotan la vulgaridad con que después se ejercerá el poder. Y tuvo otra pifia al referirse como mariguano a Mauricio Fernández, candidato panista a la presidencia municipal de San Pedro Garza García.
Pero más allá de cualquier diferendo o expresiones corrientes, candidaturas independientes como la de “El Bronco” o la de Alfonso Martínez Alcázar, que adelanta 31 a 27 por ciento al priísta Darío Oseguera por la presidencia municipal de Morelia, son una buena opción para demostrar el estado de caducidad en que se encuentran los partidos políticos.
Si ambos independientes ganan puede ser el comienzo de un cambio en la distribución política y geográfica del poder. Harto el electorado nacional de los partidos políticos y el piélago de corrupción, un candidato independiente fuerte a la Presidencia de la República en el 2018 tendría la posibilidad real de rebasar a los partidos políticos pasados de moda.
Ello se manifiesta en la larga estacionalidad de las preferencias electorales con un PRI ubicado en el 32 por ciento, el PAN 22, PRD 14, PVEM 7 y Morena 8, a pesar de su escaso tiempo de registro.
Esas cifras son indicativas de un voto duro hasta hoy sin posibilidades de desplazarse hacia un candidato con propuestas y oferta política novedosa y diferente que cambie la correlación del voto de los partidos hacia ese candidato.
La nota del año de toda la farsa democrática a la mexicana la dio Lorenzo Córdova con su recién descubierta afición por la discriminación.
A decir del consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, las “crónicas marcianas” son el único medio para entender el deficiente español de los pueblos amerindios.
Se critica al “Bronco” por su desaseado lenguaje, pero Córdova Vianello incurre en mayor ordinariez. Diría el culto y leído presidente electoral: “No mames; no voy a mentir; te voy a decir cómo hablaba ese cabrón: Yo jefe gran nación chichimeca, vengo Guanajuato. Yo decir a ti, o diputados para nosotros, no permitir elecciones”.
Es así la izquierda progresista de Arnaldo Córdova; el vástago metamorfoseó en el péndulo oscilante del poder con un evidente pragmatismo acomodaticio. Lo malo es que los gazapos y los cuestionamientos hacia el ciudadano consejero se multiplican, y aún permanece en el cargo.
Fuente: La Jornada