Castro llegó al lugar a las 09.30 horas locales (07.30 GMT) y a continuación comenzó su audiencia privada con Bergoglio, quien tiene previsto viajar a la isla caribeña el próximo septiembre y que ha influido en el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos.
La reunión con Castro fue algo más larga que la que el pontífice mantuvo en marzo del año pasado con el presidente estadounidense,Barack Obama, que duró 52 minutos pero que se realizó con intérprete, mientras que la de este domingo fue una charla privada en español.
«He agradecido al Santo Padre por su contribución alreacercamiento entre Cuba y Estados Unidos», dijo Castro al final de la audiencia.
En otra comparecencia ante la prensa junto al primer ministro italiano, Matteo Renzi, con quien se entrevistó después de la audiencia con el Papa, el presidente de Cuba elogió a Francisco por «su sabiduría y su modestia», aseguró que lee «todos sus discursos» y dijo que «si sigue así», él mismo regresará a la Iglesia Católica.
«Yo volveré a rezar y regreso a la Iglesia, y no lo digo en broma», comentó el presidente cubano
Además, Castro prometió que asistirá «a todas las misas» que Bergoglio oficie durante su viaje a Cuba y recordó que él estudió en instituciones religiosas de jesuitas, la misma orden del papa Francisco.
No obstante, Castro precisó: «Soy comunista, del Partido Comunista Cubano» y ante la prensa destacó los «pasos importantes» que su formación ha dado en los últimos años.
Durante su audiencia con el Papa, Castro aludió al drama de la inmigración en el Mediterráneo.
Y lo hizo mediante un regalo que hizo al pontífice, un cuadro de grandes dimensiones del artista cubano Alexis Leyva Machado, Kcho, que representa una gran cruz hecha con varios barcos y un niño que reza ante ella.
El artista, presente en el acto tras la reunión privada de Castro, le explicó al pontífice que quiso aludir a la tragedia que sufren millares de personas que intentan llegar a Europa desde el Norte de África.
«¡Qué inspiración!», respondió Jorge Bergoglio al recibir el regalo, una ceremonia habitual en las visitas al pontífice y que en esta ocasión fue muy breve, de unos cinco minutos en total.
Castro también regaló al papa una medalla que conmemora el 200 aniversario de la Catedral de La Habana, de la que solo existen 25 ejemplares.
El Papa, por su parte, le regaló a Castro un medallón de San Martín de Tours, patrón de Buenos Aires, y su exhortación apostólica Evangelii Gaudium.
A la entrevista en el estudio adyacente al Aula Pablo VI del Vaticano el presidente cubano había llegado en automóvil poco antes de las 09.30 horas locales (07.30 GMT).
Vestido de oscuro, Castro saludó al llegar al prefecto de la Casa Pontificia, Georg Gänswein, y tuvo un gesto cordial también para la prensa que esperaba en el lugar.
El lugar de la reunión, de carácter «estrictamente privado» según el Vaticano, es el elegido por el Papa y el protocolo vaticano para celebrar las entrevistas más familiares o de carácter menos oficial.
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, explicó a la prensa que la visita de Castro, además de un agradecimiento de la labor del Papa por el acercamiento con Estados Unidos, es como una «preparación del viaje a Cuba» del pontífice, previsto para septiembre.
Lombardi añadió que ese viaje de Francisco a la isla caribeña servirá, como ocurrió en el pasado con las visitas de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, para que la Iglesia cubana se sienta «muy reconfortada».
A la audiencia con el papa asistieron unas 10 personas, entre ellas el vicepresidente del Consejo de Ministros, Ricardo Cabrisas Ruiz; el canciller, Bruno Rodríguez Parrilla, y el embajador de Cuba ante la Santa Sede, Rodney López.
Al final de la audiencia Castro se despidió con un apretón de manos del Papa, quien posteriormente comentó bromeando a la prensa que esperaba el final de la reunión para informar de su contenido: «Os he fastidiado el domingo, ¿eh?».
Fuente: El Mundo