Categorías: Cultura

A los chiquillos y las chiquillas; Carlos Benítez

Publicado por
José Cárdenas

Gente: Soy y seré payaso hasta la última función del circo de mi vida. A mucha honra. A sabiendas de que el papel que representaba era malo. Soy un actor fracasado. No lo digan a nadien. Hacer reír para no llorar. O exactamente lo contrario. Al cabo que ni nos perjudica ni beneficia, sino lo contrario. Ni fu ni fa. Lo escribe un hacedor empedernido de pompa y circunstancia. Crecí por el lado paterno frente a un Cristo ensangrentado que aterrorizaba. Lo mismo que la figura siempre adusta, ceniza, imperturbable de Juárez, que se parecía y simulaba ser mi otro abuelo. En los más patéticos disfraces de la representación de gente decente en que me educaron, escondía el disfraz multicolor, los tirantes flojos, calcetines de franjas disonantes y nariz roja. Los zapatones de tonalidades chillantes pretendían siempre estar camuflajeados por estar boleados de negro. Eso si, despojados de mugrita comprometedora. El maquillaje de corría cada que la vergüenza ganaba, y era muy seguido. En la función sabatina, apenas, en que irrumpió el acartonado y polémico personaje de pelos de papel de China violeta, algunos, entre mofa y como si queriendo la cosa, comentaron la colorida y disonante vestimenta que portaba. Me parecía mucho a la piñata. O al revés. Quieres que lo cuente otra vez? Y en lugar de ponerme muino, el corazón sonrío pispireto. Recuerdo cuando mi hija, tres o cuatro años apenas, mutada por disfraz en mujer maravilla, rol que todavía ejerce, miro sorprendida a un payaso que irrumpió en su fiesta que hacia suertes y magias aprendidas por la noche y a escondidas. Nunca descubrió que era su papa. El último día antes de casarse, pase a su cuarto a despedirme. Con una piñata, réplica de aquella mujer de cómic. Similar pero distante a la de aquella sesión de trucos y magia de su infancia. Aquel payaso, este payaso, con algunos años de mas, apenas alcanzó a balbucear con maquillaje corrido: nunca dejes de ser así!

 

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José Cárdenas