Colaboración de Juan María Naveja
En Noruega anuncian el fin de la radio FM para el 2017 y en México se anuncian licitaciones de frecuencias en dicha banda. No parece el mejor escenario tras una reforma de las telecomunicaciones. Ya lo he dicho en este espacio: la radio es algo así como la Cenicienta de los medios electrónicos. A pesar de su importancia y trayectoria, las grandes decisiones en materia de modernización han privilegiado a otros, en particular a la televisión que ha llevado mano y control de las decisiones.
Como ocurrió con el estándar tecnológico para la radio digital, en Europa se anticipan incluso a Estados Unidos, que casi siempre es nuestro referente industrial.
En México hay 1,200 estaciones de radio. El Instituto Federal de Telecomunicaciones pretende licitar unas 191 frecuencias este año. Acciones totalmente tardías, ya pasaron casi 20 años de discusiones estériles que limitaron el otorgamiento de las llamadas combo, así llamadas las emisoras autorizadas para transmitir simultáneamente AM y FM.
Aunque la mayor responsabilidad es de las autoridades, que han actuado con lentitud y hasta con complicidad, han sido los propios industriales quienes han impedido mayor rapidez en los procesos por la negativa de los más fuertes para aumentar las estaciones del cuadrante en la ciudad de México, Monterrey, Guadalajara y Tijuana, principalmente.
Ahora la digitalización provocará a lo que por mucho tiempo se resistieron: aumentar el número de estaciones, ya que las nuevas tecnologías permitirán multiplicar las emisoras de manera exponencial.
La radio ha sido un medio fundamental en México, hay etapas de la historia que no se entenderían sin este medio. Durante casi todo el siglo XX fue el medio por excelencia por su penetración y accesibilidad, es todo un ícono en el mundo entero.
Cómo dejar de reconocer que la radio jugó un papel determinante en la transición democrática. Fueron los programas informativos y de opinión los que hicieron la tarea que la televisión evitó por muchos años; de hecho, el modelo se mantiene hasta la fecha y se convirtió en el principal sostén de las grandes cadenas del país, que por cierto, tardaron en abrirse a la radio hablada mientras el gran negocio eran las cajas musicales, que costaban poco y dejaban mucho.
Hoy la radio está en un camino sin retorno. El tiempo de las grandes corporaciones durará muy poco; las señales se van a multiplicar, todavía será más fácil hacer transmisiones de todo tipo y la oferta llegará a tal diversificación que dará para todos los temas, estratos, edades y/o localidades con un mínimo de recursos tecnológicos.
Con este panorama no parece que se vayan a presentar muchas ofertas para la licitación de las nuevas frecuencias. Seguramente serán para los industriales que ya cuentan con concesiones, pero se puede anticipar que la contraprestación no será significativa. Lo ocurrido con Radio Centro en el caso de la televisión es un reflejo, porque la radio es todavía menos redituable. Así las cosas, la era digital le dará el adiós a la Frecuencia Modulada.
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